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El mundo de la arquitectura no es, ni mucho menos, inmune al Covid-19. Como todos los sectores profesionales de la sociedad, los arquitectos aguantan el envite como pueden y como mejor saben hacer, en sus estudios y a pie de obra. Algunos de los principales arquitectos españoles han aceptado responder para ABC este cuestionario sobre el presente (negro) y el futuro (incierto) del sector.

1. ¿Cuál es la situación actual de su estudio? ¿Abierto a pleno o a medio rendimiento, cerrado, teletrabajando desde casa? ¿Los proyectos siguen en marcha, se han aplazado, se han suspendido? ¿Las obras siguen construyéndose?

2. ¿Cómo está afectando esta crisis al sector de la arquitectura? ¿Hay un cálculo aproximado de pérdidas? ¿Peligran muchos puestos de trabajo? ¿Han aplicado un ERTE? ¿Cuáles son las principales necesidades del sector?

3. Dicen que el mundo va a ser distinto después de esta crisis. ¿Habrá una arquitectura poscoronavirus? Si cree que es así, ¿cómo será? ¿qué va a cambiar? Se vaticina el fin del turismo de masas, de los megamuseos y las megaexposiciones... ¿Cómo serán los aeropuertos y los museos? ¿Habrá más o menos rascacielos? ¿Cómo serán las casas? Parece que, después del confinamiento, se valorarán más conceptos como la amplitud o la luminosidad de las viviendas que la situación geográfica. ¿La domótica y el teletrabajo cambiarán las casas del futuro?

Emilio Tuñón (Madrid, 1959) fundó un estudio junto a Luis Moreno Mansilla -ya fallecido-, Mansilla + Tuñón Arquitectos. Entre sus proyectos destacan el Museo de Zamora, el Museo de Bellas Artes de Castellón, el MUSAC de León, el Museo de Cantabria, el Hotel y Restaurante Relais & Châteaux Atrio y el Museo de Colecciones Reales de Madrid, aún sin inaugurar.

1. Nuestra oficina es un pequeño taller artesanal de arquitectura que siempre ha funcionado más o menos bien. Controlar el tamaño de las oficinas es muy importante para poder superar las crisis. Cerramos la oficina ante los primeros brotes a finales de febrero, y hemos estado trabajando estos dos meses por teletrabajo desde nuestras viviendas particulares. El trabajo de estos dos meses ha sido muy interesante porque el confinamiento ha catalizado nuevos enfoques y nuevas conversaciones… Aunque las obras, tanto en España como en el extranjero, continúan con la construcción, todas han sufrido un aplazamiento de como mínimo unos treinta días. La museografía del Museo de las Colecciones Reales sigue su marcha normal, y creo que incluso puedo decir que el proyecto también ha mejorado estos días. Respecto al Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear, aunque no ha sufrido mucho el proceso constructivo, la emergencia ha llegado a las obras en un momento delicado, el de las pruebas de las instalaciones, lo que ha conllevado un cierto aplazamiento de la futura inauguración.

2. Aunque el sector de la construcción ha parado sólo unos días, en cierto modo sí se han ralentizado los procesos constructivos. Ha habido grandes pérdidas, pero yo, sinceramente, deseo que no se pierdan muchos puestos de trabajo. Sobra decir que estas cuestiones tienen ya mucho más que ver con la política que con los arquitectos y o con las empresas constructoras. Respecto a los ERTE, nuestra escala es tan pequeña que no nos vale la pena ni planteárnoslo. Nosotros preferimos mantener nuestros colaboradores, aunque sea haciendo concursos gratis.

3. Para bien o para mal, yo estoy de acuerdo con Antoine Gallimard, cuando dice: «No creo que el mundo vaya a cambiar… sería demasiado bello». Y yo me permitiría añadir: «No creo que el mundo vaya a transformarse mucho más de lo que ya se transforma de forma natural». El coronavirus es un virus con ideología, como ya lo fue el VIH. El coronavirus no sólo no va a vencer al capitalismo, sólo lo va a transformar. Porque el mundo está siempre en constante transformación, debido a que la transformación está en la base de la vida. Seguramente, la mayoría de las ciudades y la mayoría de las arquitecturas serán insensibles a la crisis del coronavirus, pues tienen la inercia del tiempo en la ciudad y en la arquitectura los cambios son lentos. Seguirá haciendo falta más vivienda. Las viviendas de los ricos serán mayores, y con más espacios intermedios, mientras que las viviendas sociales seguirán siendo pequeñas. En la vivienda, la domótica y el teletrabajo establecerán nuevas formas de control y vigilancia.

En las ciudades seguirá habiendo rascacielos, pero con el auge del teletrabajo, las empresas tal vez necesiten menos superficie de oficinas, y parte de esta superficie se transformará en vivienda de lujo. Durante un tiempo, mientras el miedo siga instalado en nuestra sociedad, los sistemas energéticos optarán por la circulación en vez de la recirculación, lo que conllevará un incremento de los sistemas pasivos, pero cuando el miedo retroceda volveremos a la climatización artificial extrema.

Yo creo que, en general, se reducirá el número de plazas de los aviones, y los aeropuertos tendrán mucha menos gente. El viajar será más caro, el turismo perderá fuerza y se encarecerá. También seguirá habiendo museos y exposiciones, pero se reclamará una menor afluencia, y eso solo se puede hacer encareciendo la oferta.

Una vez más la parte de la población con más capacidad adquisitiva vivirá mejor, y las personas con menos poder adquisitivo tendrán que conformarse con menos. La brecha de clases será mayor y más agresiva. En general, veo el futuro con un panorama bastante negro, pero creo firmemente que, sólo si somos capaces de alejar el miedo de nosotros y construir un mundo más solidario, más social y más ecológico, podremos hacer que las cosas no vayan a peor.

La crisis provocada por el coronavirus ha afectado de manera directa al sector de la Construcción y plantea dudas a corto y medio plazo como, por ejemplo, si se continuará construyendo el mismo número y el mismo tipo de viviendas. Los expertos apuntan que, siempre que la economía lo permita, el sentimiento de vulnerabilidad frente a nuevas pandemias hará que aumente la demanda de viviendas más sostenibles y en entornos más saludables.

La sociedad actual es conocida como la ‘indoor generation’. En situaciones normales pasamos el 90% de nuestro tiempo en espacios cerrados: hogar, trabajo, gimnasio, etc. El confinamiento de las últimas semanas a causa del coronavirus, durante el que hemos pasado aún más tiempo en nuestros hogares, ha hecho que nos planteemos si éstos cuentan con estancias versátiles y si cubren todas nuestras necesidades de ocio, estudio y trabajo.

Este cambio de paradigma provocado por el Covid-19 también ha hecho que nos planteemos la necesidad de vivir en casas más naturales, más sostenibles, más saludables. La incorporación de elementos que mejoren la salud también se traslada a los equipamientos como escuelas, hoteles, oficinas u hospitales.

Un posible ejemplo de construcción sostenible son los edificios en los que la madera es el elemento principal, como los que fabrica la compañía especializada en construcción pasiva industrializada Arquima

Según José Antonio González, fundador y CEO de Arquima: “En España, un país con mucha tradición de construcción con hormigón, hay muchas reticencias y tabús para la construcción en madera, pero en países como Estados Unidos el 80% de las viviendas se fabrican en madera y en Europa este tipo de construcción está creciendo de manera exponencial. La crisis sanitaria provocada por el Covid-19 acelerará esta tendencia también en nuestro país y ayudará a tomar mejores decisiones a la hora de construir edificios e infraestructuras de servicios.”.

Un estudio publicado recientemente por la Universidad de la Columbia Británica y FPInnovations concluye que hay una estrecha relación en cuanto a la madera y la salud humana. La presencia de madera en interiores reduce la activación del Sistema Nervioso Simpático y la reacción de nuestro cuerpo frente al estrés. La composición química de la madera presenta similitudes con la de nuestro cuerpo, por lo que, a nivel energético, es un material que aporta equilibrio entre cuerpo y mente y con la naturaleza. En los ultimos años, de manera especial en Estados Unidos y en los países nórdicos, ha aumentado el uso de la madera en Hospitales y Centros Médicos, ya que se ha demostrado que promueve la recuperación, reduce el estrés y mejora el ánimo, ayudando a estimular la salud física y mental y el bienestar.

La Plataforma Passivhaus, a la cual pertenece Arquima, recuerda la importancia, y ahora de una manera especial, que nuestros edificios garanticen los niveles óptimos de calidad de ambiente interior. Las viviendas pasivas regulan la temperatura, la humedad, las concentraciones de CO2 y otros patógenos y contaminantes cuidando nuestra salud. Además de contar con un aislamiento adecuado, este tipo de viviendas filtran todo el aire que se introduce para la renovación higiénica, garantizando unas condiciones óptimas de confort en el interior.

Las viviendas y los equipamientos deben ser espacios personales que potencien la salud y el bienestar físico y psíquico de sus usuarios. Edificios sin efectos negativos para la salud de sus habitantes ni para el medio ambiente. Espacios de vida que nos aporten confort, relajación y que nos ayuden a realizar la reconexión y regeneración diaria a nuestros cuerpos y mentes.

“En Arquima hace años que estamos concienciados sobre el problema que suponen los interiores mal ventilados y compuestos por materiales tóxicos, por eso construimos edificios saludables en los que el bienestar de las personas sea prioritario y lo hacemos a través de materiales naturales sin transformar, por sus cualidades biológicas y por su inocuidad ambiental. Estamos convencidos que ese es el futuro de la Construcción”, apunta González.

El sector edificación tiene un gran poder: impacta al 100% de la población. En este sector creamos vivienda, espacios comerciales, lugares de entretenimiento, solo por mencionar algunos. Es en estos espacios, donde los seres humanos pasamos más del 90% de nuestro tiempo. Sin duda, esto conlleva una gran responsabilidad, por lo que todos los que participamos en este sector, tenemos la gran responsabilidad de crear proyectos que generen salud y promuevan el bienestar.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), define ‘salud’ como el estado de bienestar, físico, mental y social, y no solamente como la ausencia de enfermedad. Los edificios donde vivimos, trabajamos, aprendemos y nos relajamos, impactan profundamente nuestra salud, nuestro bienestar y nuestra productividad. Es nuestro deber hacer lo necesario para impactar positivamente la calidad de vida de los futuros usuarios, tomándolo en cuenta, desde el diseño, la construcción y en la operación de los edificios que nosotros creamos y operamos.

Con base a estudios del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, el estado de salud de una persona está determinado principalmente por el ambiente físico y social donde se encuentra. El siguiente factor de impacto, es el estilo de vida y los hábitos de salud.

Finalmente, otros factores que tienen un menor impacto son la atención médica, y la genética. Por dar un ejemplo, un diseño de oficina orientado a la salud y bienestar, tiene el potencial de impactar positivamente el ambiente físico y social de los usuarios, y su operación a través de programas de salud y bienestar, tiene el potencial de impactar positivamente los comportamientos de salud.

Los recientes acontecimientos globales están generado una conciencia colectiva en torno a la salud. Cada vez más, el cliente va a requerir que su inversión respalde aspectos determinantes de su salud, como:

-La calidad del aire y del agua dentro del espacio construido;

-Su confort térmico, acústico y lumínico;

-La selección de los materiales y acabados que pueden impactar a la salud;

-El diseño de espacios y programas de operación que promueven el ejercicio, la salud mental y la nutrición;

-El desarrollo de comunidad promovido por el proyecto, el cual influye en aspectos emocionales y sociales.

Después de 6 años de trabajo de un grupo de científicos de la edificación y especialistas médicos, en el 2014 se lanzó la primera herramienta de certificación para medir la salud y bienestar de edificios. Este sistema conocido como WELL Building StandardTM, fue desarrollado por el International WELL Building Institute (IWBI) y actualmente es evaluado por el Green Business Certification Inc. (GBCI), el mismo instituto que certifica proyectos con otros sistemas como LEED, SITES, TRUE Zero Waste, Parksmart, etc.

WELL es la herramienta líder global para avanzar la salud y el bienestar en los edificios y en las comunidades. WELL establece un procedimiento de verificación durante la operación para documentar, en tiempo real, la salud y bienestar que se le otorga a los usuarios de los espacios certificados, y cubre las siguientes categorías durante el diseño, construcción y operación:

Cada categoría cuenta con precondiciones y optimizaciones a evaluar, y en cada una de éstas, se identifican los sistemas del cuerpo humano que pueden ser. Ya que, aunque no sea algo que escuchamos a diario, la manera cómo diseñamos, construimos y operamos nuestros edificios, afecta positiva o negativamente a nuestros sistemas Cardiovascular, Digestivo, Endócrino, Inmune, Tegumentario (piel), Muscular, Nervioso, Reproductivo, Respiratorio, Esquelético e Urinario.

Invertir en la salud y bienestar es extremadamente rentable. Ocho estudios diferentes de organizaciones como el Harvard Business Review, World Economic Forum y el American Journal of Health Promotion, demostraron que el retorno de inversión de los programas de salud y bienestar varía entre ¡144% y 3,000%!

Vamos a profundizar en estos números. En proyectos de oficinas, el Word Green Building Council (WGBC) estima que en oficinas el 90% de los gastos de las empresas suelen ser destinados a salarios y beneficios, 9% a renta u operaciones y solo el 1% a energía.

Si nos enfocáramos en generar ahorros en ese 90% de los gastos, de acuerdo con el Centro Healthways para la Investigación de Salud, incrementar tan solo un 10% la salud de los empleados, provocaría un 5% de incremento en el desempeño, 24% menos de absentismo presencial (cuando las personas están ahí, pero no están siendo efectivas), disminución en un 60% de costos de salud, 20% menos admisiones a hospitales, 5% menos faltas no planeadas, y la lista continúa; los ahorros son reales y los beneficios para todos, gigantes.

Sin duda, hay una gran oportunidad para incrementar la productividad de los empleados, producir mayor satisfacción, felicidad y compromiso con las empresas, aporta a retener talento ‘top’ y, para desarrolladores e inversionistas, incrementar sus retornos de inversión y posicionarse como líderes de la industria.

Hoy que todos estamos leyendo más acerca de salud y bienestar, los invito a aprender más acerca de cómo podemos impactar positivamente la salud y bienestar de nuestras familias, nuestros empleados y nuestros clientes.

El confinamiento ha dejado secuelas en la sociedad en múltiples ámbitos y uno de los que se transformará la vida de las personas es la vivienda. Con la visión de su presencia en el mercado inmobiliario, Juan López, director territorial de AEDAS Homes en Levante y Baleares, apunta en esta entrevista para ABC algunas de esas nuevas tendencias. Tras la actual crisis por el coronavirus, por ejemplo, el diseño de pisos y casas contará con más terrazas, jardines en los áticos y, en general, «espacio vital» por la experiencia del confinamiento.

En la actualidad, esta compañía dispone de una cartera de suelo residencial de más de 1,9 millones de metros cuadrados en su totalidad finalista. Una superficie para desarrollar más de 15.500 viviendas en las grandes áreas clave del país y su entorno tanto a nivel inmobiliario como económico: Madrid, Sevilla, Costa del Sol, Cataluña, Levante y Baleares.

La promotora inmobiliaria debutó en el parqué de la Bolsa de Madrid el 20 de octubre de 2017 con una capitalización bursátil superior a los 1.500 millones de euros. -La compañía tiene el objetivo de jugar un papel destacado en la nueva etapa del sector inmobiliario español, un ciclo que debe estar marcado por la profesionalidad y el rigor-, subraya López.

Con una decena decena depromocionesen comercialización en la Comunidad Valenciana, prepara nuevos proyectos. En total, oferta 1.139 viviendas a partir de 115.000 euros.

¿Qué argumentos daría a posibles compradores para que adquirieran una vivienda en este momento de la desescalada del confinamiento por el coronavirus?

Realmente, el mercado de la vivienda nueva continúa siendo el mismo que en marzo: un mercado fuerte y asentado sobre bases muy sólidas de crecimiento. Hemos vivido un paréntesis, causado por una crisis externa al sector inmobiliario, por una crisis sanitaria global.

El potencial comprador de una vivienda nueva debe saber que tiene a su disposición una oferta para todo tipo de perfiles. Pero también debe saber que sigue existiendo un hándicap: es una oferta demasiado limitada. Sigue habiendo un desequilibrio evidente entre una escasa oferta y una demanda sólida, por lo que descartamos que la crisis vaya a afectar a los precios de la vivienda nueva. Actualmente, en el conjunto de España se están visando unas 100.000 viviendas anuales cuando, según los expertos, un país como el nuestro necesita entre 120.000 y 140.000.

¿Podemos decir lo mismo en la Comunidad?

Esta situación de escasa oferta de vivienda nueva es extrapolable a la Comunidad Valenciana. En 2019 sólo se solicitaron permisos para construir 11.325 viviendas (2.577 unifamiliares y 8.748 en altura). Una cifra que se queda corta para los casi 5 millones de habitantes de la Comunidad, y a los que hay que añadir, además, la gran demanda residencial que llega del interior y del extranjero en busca de una segunda residencia.