¡Llámanos!

Pensar en cómo serán las construcciones del futuro puede ser intrigante para muchos, ¿qué tendencias se impondrán y se materializarán?, ¿ciudades inteligentes?, ¿edificaciones autosuficientes?, ¿el regreso a la arquitectura vernacular?, ¿una mezcla de todo?

Conocer los materiales, procesos y tecnologías que se han desarrollado últimamente nos permite mantenernos actualizados sobre las prácticas más recientes de la industria, para no quedarnos atrás e ir a la par con la evolución imparable del mundo actual.

A continuación, una mirada de lo que se viene proponiendo en cuanto a construcción alrededor del mundo y las tendencias que seguramente marcarán la ruta a recorrer durante los próximos años.

​1. Continúa la apuesta por la sostenibilidad

Sin lugar a dudas la tendencia más fuerte a nivel mundial tiene que ver con la sostenibilidad. El evidente estado de amenaza de nuestro planeta ha abierto los ojos de todos y en especial, de quienes se dedican a la construcción de infraestructura y vivienda por ser una de las industrias más implicadas en el estado actual de los recursos naturales.

Con una mirada más consciente sobre la vulnerabilidad de nuestro planeta los profesionales de la ingeniería y la arquitectura hoy deben tomar decisiones orientadas a la creación de ciudades más inteligentes y más humanas.

Así es como la elección de materiales durables y eficientes, fabricados siguiendo procesos reponsables con el entorno va en ascenso: bioplásticos, envolturas fotovoltáicas, maderas hiperresistentes, bambú, prefabricados en concreto, concretos permeables, concretos reciclados, son algunos de las materias primas que encabezan la lista en las construcciones sostenibles.

La creación de muros y terrazas verdes, la implementación de páneles solares y los diseños creados en torno a la naturaleza, respetando su espacio y existencia, también seguirán en aumento pues ya se han convertido en buenas prácticas globalizadas, especialmente en países más desarrollados.

2. Integración tecnológica

Aprovechar los últimos desarrollos que brinda la tecnología para planear, prever y controlar el estado de las obras es otra práctica que seguirá creciendo y alcanzando nuevos niveles en el año 2020.

El uso de software en la gestión de proyectos ha permitido llevar a cabo todo tipo de tareas, desde el diseño de un edificio hasta la gestión eficiente de obras de construcción. Otros recurso como el manejo de drones para hacer seguimiento en tiempo real a las diferentes fases constructivas de los proyectos y la utilización de realidad aumentada para la proyección y venta de construcciones, seguirán estando presentes en la industria gracias a sus múltiples beneficios y facilidades.

3. Prefabricados y construcción modular

La fabricación industrial de estructuras ensamblables seguirá popularizándose gracias a la eficiencia que genera en la construcción de grandes obras. La posibilidad de reducir los tiempos de entrega de los proyectos genera un impacto directo en la reducción de los costos de producción.

Además aporta una construcción más limpia en obra, con mejores acabados y resultados de calidad garantizados gracias a los sistemas altamente estandarizados de producción y montaje de las estructuras.

La construcción de vivienda de interés social se ha visto muy beneficiada y se ha acelerado recientemente gracias a la implementación de esta tendencia de la industria que cobrará fuerza en los años venideros.

4. Bioconcreto o concreto autoreparador

Este material inspirado en la naturaleza y presentado por el científico holandés Henk Jonkers en el 2015 es sin duda una de las creaciones más innovadoras de los últimos años.

La mezcla del bioconcreto está formada por concreto tradicional, lactato de calcio y las bacterias Bacillus pseudofirmus. Estos dos últimos componentes están alojados en cápsulas de plástico que se abren al contacto con el agua que se filtra a través de las fisuras, permitiendo que las bacterias se multipliquen y se alimenten, dejando como resultado la segregación de piedra caliza que reparará las grietas en un tiempo aproximado de tres semanas.

Incorporar estos bacilos en el concreto genera un beneficio adicional, pues al consumir oxígeno, los microorganismos impiden la corrosión interna del concreto armado, lo que contribuye a incrementar la resistencia de los edificios construidos con este material. Se espera que en los próximos años este tipo de concreto empiece a ser aplicado en la construcción de obras de infraestructura como puentes, aceras y edificios.

5. Interiores integrados

En cuanto al diseño y la planimetría de casas, oficinas y apartamentos para todo tipo de personas y familias, los espacios integrados se plantean como una solución cada vez más popular. Áreas abiertas y sin tantas divisones, que permitan la unificación de ambientes y la personalización de los mismos según la necesidad, es una de las tendencias más fuertes para 2020.

Cada día que pasa estamos más acostumbrados a contar con menos espacio para construir y habitar pero nuestras necesidades siguen siendo las mismas.

Los diseños de espacios integrados abren la posibilidad de aprovechar de una mejor manera las áreas reducidas y crear multifuncionalidad en oficinas y hogares, integrando elementos que antes hubieran estado “escondidos” a la apariencia natural de los ambientes.

Quizás el Covid19 sea un agente pasajero o quizás esté con nosotros el tiempo suficiente como para hacer modificar nuestros hábitos de vida. Estos días leía sobre la resiliencia, que es según la RAE “la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas”.

Desde que la humanidad existe sobre la tierra, se han vivido etapas que nos han obligado a reinventarnos a nivel social, económico y por su puesto arquitectónico y esta puede ser una de ellas.

Aprendimos a vivir en cuevas y aprendimos a modificarlas y adaptarlas, y esto no queda tan lejos como pensamos, ya que tenemos ejemplos recientes como la capadocia, o más cercanos como las cuevas situadas en las Islas Canarias.

Tras las pandemias que durante siglos han azotado al mundo como la peste, la polio, la fiebre española, etc. La humanidad ha sido capaz de adaptar sus viviendas, edificios y espacios de relación. Tenemos como ejemplo las nuevas ciudades que se crearon en Inglaterra debido al cólera, el plan Haussman en París debido a las guerras, épocas de hambruna o sublevaciones y sin ir tan lejos las adaptaciones de las ciudades americanas para solucionar condiciones insalubres.

A principios del siglo XX (1933) se celebró el IV Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM) para crear un manifiesto urbanístico sobre la arquitectura moderna, lo que conocemos como La Carta de Atenas. Arquitectos internacionales, entre ellos Le Corbusier intentaron sentar las bases de una nueva arquitectura y un nuevo urbanismo debido principalmente a las condiciones insalubres de las viviendas y del espacio público. Hoy, casi 100 años después, seguimos con esa herencia y el covid-19 ha venido para cambiar ese modelo.

Nos enfrentamos a una situación de reflexión y cambio obligada.

En muy pocas ocasiones la humanidad se ha visto obligada a confinarse durante meses en sus viviendas. El que más o el que menos durante este tiempo las ha readaptado en función de las posibilidades que tenga la vivienda y sobre esto y otros edificios debemos hacer una reflexión.

El covid-19 ha obligado a la reclusión y a la readaptación. Y ha puesto aún en más valor (si es que aún no lo estaban) las comunicaciones y ha puesto a examen los espacios (interiores y exteriores) además de las medidas de limpieza y descontaminación.

El valor de la comunicación desde el hogar

El primer valor que he comentado es el de la comunicación. Si esta pandemia nos ocurre hace 20 años, el desastre tendría dimensiones siderales, pero afortunadamente disponemos de unos medios de comunicación asombrosos. Y estos medios de comunicación van a readaptar el espacio de los edificios

Durante este periodo de reclusión, nos hemos dado cuenta que todo está en una pantalla de 52” con conexión a internet: televisión, cine, gimnasio, colegio, y hasta los amigos o la familia para una cena. (esto ya nos hace pensar en disponer de un espacio flexible y modulable entorno a los dispositivos audiovisuales). En esta época de confinamiento al menos he cenado dos veces en un mes con personas que viven lejos y que sin el covid19 no hubiéramos cenado ni siquiera en una ocasión al año.

Las dimensiones y la rigidez de los espacios

El segundo valor son las dimensiones y la rigidez de los espacios. El 99% de la sociedad dispone de viviendas con espacios rígidos y con usos claramente asignados: salón, cocina, dormitorio, baño, etc. Es cierto que la alternativa antagónica son los loft o espacios abiertos que carecen de privacidad y que te obligan a desarrollar todas las actividades en un mismo espacio. En épocas de confinamiento no creo que sea sano a nivel mental pasar los días y las horas en una misma habitación.

Obviamente, las viviendas requieren de una revisión profunda. Desde hace años, los arquitectos ya no sabemos hacer casas debido a las presiones inmobiliarias, a la rigidez de las normativas y a las exigencias de los promotores y esto ha quedado de manifiesto en esta pandemia. Lo que ya existe se deberá mantener y readaptar, pero lo nuevo tiene que ser repensado. Quizás tengamos zonas de descompresión propias de la vivienda de dimensiones aceptables (terrazas de más de 5m2) y luego dispongamos de una serie de espacios comunes escalonados según ocupación, por ejemplo, espacios de máxima ocupación social como las piscinas, zonas de juegos (clausurables en épocas de pandemia) y un segundo nivel de terrazas compartidas entre varios vecinos (no clausurables en épocas de pandemia ya que se podrán usar de manera puntual y controlada)

¿Por qué se han cerrado las terrazas de los pisos? Sencillo, porque ni el salón ni la terraza tienen dimensiones ni de salón ni de terraza.

La limpieza y descontaminación de los espacios: restaurantes, hospitales

El tercer valor son los espacios tratados desde el punto de vista de la limpieza, descontaminación o libres de contagio. Es cierto que dependiendo de cómo sea el agente que nos ataque nos contagiaremos de una manera o de otra, pero principalmente cuando se trata de relaciones sociales, las principales fuentes de contagio son las vías respiratorias. Encontrar un equilibrio entre cómo evitar el contagio y la limpieza en los espacios es algo que indudablemente van a condicionar los nuevos espacios.

¿Qué sentido tiene un restaurante con mamparas si luego te juntas en el baño?

Como ya ocurriera a principios del siglo XX con los incendios, principalmente en ciudades como Chicago. Los edificios terminaron por incorporar novedosos sistemas de extinción (hoy en día completamente interiorizados). Quizás el covid-19 nos lleve a instalar en los edificios sistemas de descontaminación de espacios mediante el uso de ozono nebulizado o similar, presurizando y despresurizando espacios según vayamos necesitando. Imagino supermercados con pasillos encapsulados con un aforo máximo de 5 personas, pasillos presurizados, controlados por puertas automáticas y sistemas de descontaminación.

Establecimientos con el sello #covidfree.

Después de ver hospitales completamente saturados, con gente enferma, vulnerable y contaminada por los pasillos, hago la siguiente reflexión.

¿Qué sentido tiene disponer de salas de urgencias y de espera enormes?

Las urgencias son uno de los puntos de acceso a un hospital junto con las consultas externas y los hospitales de día. Si la gente se localiza en salas de esperas, el individuo que no estuviera contaminado, por el mero hecho de entrar en una sala de espera ya se expone muchísimo a la infección.

Quizás los hospitales del futuro ya no dispongan de salas de espera físicas y si virtuales. Si ponemos la tecnología a nuestra disposición, podemos hacer que las salas de espera sean nuestras propias viviendas, informaremos al hospital de que vamos a ir a urgencias, también informaremos de nuestra patología y de la distancia a la que nos encontramos del hospital. Estos 3 valores ayudarán al hospital y al médico a realizar el triaje pertinente, reduciendo incluso minimizando el tiempo de espera en la sala de urgencias.

Si cuando pedimos comida a domicilio sabemos que el “rider” está a 5 minutos de casa, ¿Por qué el hospital no puede saber que un paciente que necesita una placa está a 5 minutos de entrar en el hospital?

También imagino box de espera encapsulados y diseminados por el hospital con tecnología para comunicarse con el paciente y poder hacerle un primer análisis, así como avisarle de su turno para el tratamiento. Una vez liberado dicho box, se autolimpiará.

¿Por qué un horno con pirolisis se limpia solo y un box no? Y esto me lleva a los ascensores. Los ascensores de la era postcovid, se activarán con la voz y con tecnología de localización. Cuando el ascensor detecte que no hay presencia, llevará acabo un proceso de desinfección

Espacios de trabajo readaptados

Nuestros espacios de trabajo obviamente se van a ver afectados y readaptados. Hemos pasado de las oficinas con despachos y cubículos a las oficinas tipo open space. ¿realmente en la era post-covid los espacios abiertos van a ser más seguros?

Lo que es indudable es que el covid19 ha traído el teletrabajo y con él la tecnología aplicada al trabajo a distancia. Este hecho va a obligar a modificar el espacio que actualmente conocemos: espacios más confinados, estancos, auto limpiables, con espacios altamente equipados con tecnología para la comunicación (videoconferencias, hologramas, cromas, etc).

El aforo indudablemente se verá afectado y gracias al teletrabajo se podrán segregar los equipos de trabajo, para que parte del equipo trabaje martes y miércoles y otra parte miércoles y jueves. De esta manera disponemos de espacios de oficina más reducidos, con intervalos de más 24h vacíos (tiempo suficiente para la descontaminación). La flexibilización del espacio ya estaba empezando a ser una realidad con compañías tipo wework o similar. Hoy podemos necesitar 2000m2 y la semana que viene tan solo 500 m2 y esta manera de trabajar va a modificar el espacio.

Por un lado, parece que aumentará los costes, pero es cierto que las superficies necesarias serán menores. Al disponer de menos personal presencial, los costes eléctricos y climáticos serán menores.

Los nuevos restaurantes o el take away

Es cierto que vivimos en una sociedad que se basa en las relaciones personales e indudablemente tendrá que seguir siendo así ya que el ser humano es social y la sociedad es nuestra base para existir. Pero como apuntaba antes, el covid19 y la tecnología nos ha permitido cenar con amigos que residen a cientos de kms de distancia en varias ocasiones. Hemos acostado a los niños, hemos puesto una mesa bonita, una cena trabajada, una botella de vino y hemos pasado veladas de horas hablando y riendo. Algo que en la era precovid jamás hubiéramos hecho. Y esto me lleva a repensar los restaurantes.

Indudablemente el take away lleva tiempo instaurado y el covid19 lo ha cimentado. Este hecho irremediablemente va a modificar los espacios de los restaurantes. Al igual que las oficinas, el espacio se verá modificado y se hará una reflexión sobre si realmente es necesario disponer de un local con mesas servidas por camareros, etc… como en la era precovid o si podemos reducir espacio y empezar a servir a domicilio garantizando la calidad del servicio en el local y máxime cuando tus clientes ya prefieren tener una cena servida en casa que ir a un local a cenar con el miedo al contagio.

Quizás podamos crear un diverxo en casa con un pack de comida y unas instrucciones de preparación en el domicilio por un importe muy inferior a los 200€/persona.

Muchos recordareis que cuando éramos pequeños, era habitual que tus padres te dijeran… hoy cenáis, os poneis el pijama y una película y no molestéis que tenemos visita para cenar.

Es probable que volvamos al pasado, pero de manera telemática. Ahora no hacemos cenas en casa de 15 personas porque no disponemos de salones con dimensiones suficientes, pero ahora ese espacio ya no es necesario, basta una conexión a internet, un buen software de comunicación, una buena cena y buena compañía, ah y una sola mesa con dos sillas y un monitor.

En definitiva, todo esto que hoy parece una utopía, si la vacuna del covid tarda o no llega, serán medidas que empezaremos a implementar y nos afectarán en cosas tan cotidianas como abrir una puerta.

¿Quién no se ha descubierto a sí mismo en estos tiempos abriendo las puertas de la comunidad con el codo, el pie, etc? Si el covid19 afecta al espacio, también afectará a su acceso. Los fabricantes de puertas manuales, tendrán que rediseñar y readaptar los mecanismos de apertura de las puertas. Manivelas de pie, pulsadores de codo o mecanismos tipo click, que se activan con la presión.

El espacio público quizás sea el que menos se vea afectado, en mi opinión es la mejor herencia que tenemos desde la Carta de Atenas, aunque no está exento de revisión.

Esto no deja de ser una reflexión de hacia dónde nos podemos encaminar. Es muy probable que ninguna de estas ideas se lleve a cabo, pero lo que si que es seguro que otras sí que lo harán y que la humanidad y sus espacios se verán modificado y estaremos aquí para verlo.

Cuando acabe el confinamiento el mundo no será el mismo, pero tampoco las casas. Además de para vivir y descansar, en estos días utilizamos las viviendas como gimnasio, lugar de trabajo o parque de juegos. Pero ¿están nuestras casas preparadas para pasar tanto tiempo dentro?

Muchas de las viviendas de hoy en día no es que no estén preparadas para pasar tanto tiempo en ellas como nos está obligando esta crisis, sino que, para la arquitecta ceutí Patricia Tuesta Cocee, el problema es que “no están preparadas para ser realmente habitadas”.

La pandemia está logrando lo que los arquitectos “no hemos conseguido en los últimos 30 años”, y es que la sociedad sea consciente de la importancia del espacio que habita. Reflexiones acerca de las necesidades de la vivienda, las cualidades que esta debe reunir y “las nuevas necesidades del usuario” ya se han colado en los estudios de arquitectura, que auguran una revolución en el diseño de las casas después del coronavirus.

Aunque para Patricia Tuesta, más que una revolución en el diseño, se producirá una “reafirmación de ciertos valores de la vivienda que muchos arquitectos venimos defendiendo desde hace tiempo”. En las últimas décadas, la tendencia ha sido la de “aprovechar al máximo, económicamente hablando, el metro cuadrado”. Las consecuencias han dado lugar a que “prime la cantidad de viviendas por encima de la calidad de sus espacios” y que “el número de dormitorios de las mismas sea la principal medida de valoración inmobiliaria”.

La arquitecta explica que siempre ha habido una reflexión “muy profunda” por parte de los arquitectos acerca de la vivienda del presente y del futuro. Pero ahora “debemos tener en cuenta la situación político-económica del país después de la pandemia, que estará muy estrechamente ligada al modelo de vivienda postcuarenteno”. Un modelo de vivienda que para la ceutí debe ser “concebida no como un objeto mercantil, sino como un elemento de mejora de calidad de vida de las personas”.

Entre otras cosas, esa “nueva” vivienda tendrá una “gran capacidad de adaptabilidad, con espacios diáfanos y transformables según las necesidades de los usuarios”. También será más sostenible y buscará el máximo aprovechamiento de la luz solar “para garantizar un mayor confort”. Además, se situará dentro de un entorno próximo “más amable que permita las relaciones colectivas incluso en situaciones en las que haya que mantener una distancia de seguridad”.

En este sentido, Patricia Tuesta considera que la vivienda es “mucho más”, o puede serlo, que un espacio para tomar el aire o donde trabajar con un portátil. De hecho, “la vivienda transformable, así como los muebles compactos y ocultables ya son una realidad al alcance de cualquiera”. Sin embargo, para los arquitectos el reto es “hacer casas donde queramos estar, no de donde no podamos salir”. “Donde el usuario se sienta identificado, donde pueda llevar a cabo la consecución de sus metas personales y hallar el espacio para el hogar”, continuó.

Se trata de viviendas “avanzadas” y con capacidad de adaptarse a las necesidades

A lo largo de la historia, “tanto revoluciones industriales como otras pandemias”, han hecho que se replantee el planeamiento de las ciudades y, por consiguiente, del modelo de vivienda. “Un ejemplo de ello sería el Plan Cerda de Barcelona, que buscaba una ciudad con mejores condiciones higiénicas y funcionales para luchar contra las epidemias”, comentó la arquitecta.

“Un espacio bien diseñado va a tener un papel muy importante en cómo disfrutemos del tiempo que pasamos en él. Es el momento de reivindicar que como ciudadanos queremos poder tener la oportunidad de volver a tener una vivienda donde poder disfrutar de nuestro tiempo de vivir”, prosiguió.

El teletrabajo es ya una realidad que se ha impuesto de manera drástica en estos días. Aunque a priori se piense que con una buena conexión, un ordenador, una mesa y una silla cómoda podría ser suficiente, para la arquitecta, son “imprescindibles unas condiciones espaciales para trabajar de manera eficiente”. De ahí, la importancia de la buena iluminación natural, así como “unas buenas condiciones de aislamiento térmico y acústico” que permitan a una persona “aislarse del resto de la vivienda durante la jornada laboral”.

En este sentido, la ceutí no cree que las casas deban disponer de un lugar específico para el teletrabajador, sino que “quizás lo interesante sería disponer de espacios de reserva que pudiéramos adaptar a las necesidades eventuales de cada momento”.

Siempre se le ha dado valor a poder disfrutar de una buena terraza, pero en estos días se ha revalorizado “no sólo la terraza como tal, sino las oportunidades que surgen a través de las terrazas, los balcones o los patios para relacionarse con el entorno”.

El reto de las futuras viviendas será responder a las necesidades globales de los habitantes. “Viviendas avanzadas, con capacidad para absorber las variaciones que la vida nos pueda plantear y que permita disponer de más metros cuadrados de espacio polivalente o de reserva del que podamos disponer. Viviendas que puedan nutrirse de un entorno próximo que permita las relaciones sociales y el contacto con la naturaleza”, concluyó Patricia Tuesta. La clave es la flexibilidad de los espacios.

Las regiones Centro, Bahío-Occidente y Noreste han mantenido la demanda de espacios industriales en México durante el primer trimestre de este año, de acuerdo con la plataforma de data inmobiliaria Datoz.

Esta firma aseguró en una nota de análisis que la demanda de espacios industriales en el país apenas tuvo un crecimiento anual de 1.15% durante el primer trimestre de 2020, esto al sumar una absorción bruta de 928 mil 188 metros cuadrados (m2) de área neta rentable (ANR).

Asimismo, refirió que los mercados de Ciudad de México (CDMX), Monterrey, Guadalajara, Tijuana y Querétaro concentraron el 80% de la absorción bruta. CDMX lideró la absorción con 263 mil 951 m2, seguido por Monterrey y Guadalajara con 186 mil 565 m2 y 121 mil 418 m2, respectivamente.

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Sergio Mireles, Socio-fundador de Datoz, señaló que típicamente los primeros meses del año son anémicos en absorción bruta, pero el impulso de la logística ayudó a mantener la demanda de espacios industriales en la región Centro, mientras que el Bajío-Occidente y el Noreste se vieron beneficiados por la ratificación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Asimismo, Mireles refirió que los efectos de la pandemia del COVID-19 (coronavirus) todavía no están reflejados en el primer trimestre del año, debido a los procesos inmobiliarios, pero estimó que en los siguientes trimestres podría haber afectaciones en los fundamentales inmobiliarios.

Centro

El Centro fue la región del país con mayor absorción bruta, al acumular 267 mil 716 m2, impulsada por el mercado de CDMX que sumó 263 mil 951 m2 para actividades logísticas. Sin embargo, la baja absorción en Hidalgo y Puebla provocó que la región tuviera una caída anual de 10.78% durante el primer trimestre en este indicador.

La tasa de disponibilidad de la región se ubicó en 6.37%, mientras que CDMX alcanzó 7.40% -la máxima tasa para este mercado-. Esto por la débil absorción de los últimos trimestres y el aumento en el inventario, que en la región alcanzó 16.8 millones m2 y en CDMX 13.0 millones m2.

Sólo CDMX tuvo inicios de construcción en la región con 238 mil 578 m2, lo que significó un crecimiento de 61.36% anual.

Bajío-Occidente

La región Bajío-Occidente tuvo un aumento en su absorción bruta de 40.27%, al sumar 267 mil 716 m2, de los cuales 121 mil 418 m2 fueron demandados, principalmente, para actividades logísticas en Guadalajara. Mientras que Querétaro tuvo una absorción bruta de 80 mil 961 m2 y Guanajuato 60 mil 803 m2, ambos mercados tuvieron una recuperación debido a la ratificación del T-MEC.

La tasa de disponibilidad en la región fue de 6.30%, mientras que en Guadalajara fue de 6.30%, en Querétaro de 7.25% y en Guanajuato de 8.02 por ciento.

La región Bajío-Occidente tuvo inicios de construcción por 119 mil 393 m2, 62.49% menos que el mismo trimestre de 2019. Querétaro fue el mercado con más inicios de construcción con 62 mil 091 m2, seguido por Guadalajara con 38 mil 483 m2.

La región cerró el primer trimestre de 2020 con un inventario de 21.6 millones m2. Guanajuato es el mercado más grande con 5.9 millones m2.

Noreste

La región Noreste tuvo una absorción bruta de 234 mil 032 m2, lo que representó un crecimiento de 23.27% anual. Monterrey fue el mercado con mayor demanda, ya que acumuló 186 mil 565 m2 para actividades de manufactura, principalmente.

La tasa de disponibilidad de la región fue de 6.86% y la de Monterrey se situó en 7.82 por ciento.

El Noreste tuvo un alza de 33.13% en sus inicios de construcción, al sumar 159 mil 660 m2, de los cuales 131 mil 473 m2 fueron en Monterrey.

El inventario de la región al primer trimestre del año fue de 23.2 millones m2. Monterrey es el mercado más grande de la región y el segundo del país con 11.5 millones m2.

Norponiente

La región Norponiente cerró el primer trimestre de 2020 con una absorción bruta de 160 mil 383 m2, 32.82% inferior al mismo periodo de 2019. Tijuana fue el mercado con mayor absorción, con 93 mil 991 m2 para actividades de manufactura, principalmente.

La tasa de disponibilidad de la región fue la más apretada del país con 5.43%. La tasa de Tijuana se ubicó en 5.05%, mientras que la de Ciudad Juárez en 6.52 por ciento.

El Norponiente tuvo inicios de construcción por 42 mil 015 m2, lo que significó una caída de 77.18% anual y fue la menor cifra del país. Ciudad Juárez fue el mercado con más inicios de construcción con 36 mil 356 m2.

El inventario de la región cerró el primer trimestre con 19.3 millones m2. Tijuana es el mercado más grande con 6.6 millones m2, seguido por Ciudad Juárez con 6.2 millones m2.

Las regiones del mercado inmobiliario industrial se dividen en Centro (Ciudad de México, Hidalgo, Puebla), Bajío-Occidente (Aguascalientes, Guadalajara, Guanajuato, Querétaro, San Luis Potosí), Noreste (La Laguna, Matamoros, Monterrey, Nuevo Laredo, Reynosa y Saltillo) y Norponiente (Chihuahua, Ciudad Juárez, Hermosillo, Mexicali, Nogales y Tijuana).