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El año pasado los desarrolladores de edificios industriales sumaron 2.3 millones de metros cuadrados (m2) de Área Neta Rentable (ANR) en los principales mercados inmobiliarios del país, un dato 3.36% arriba de lo reportado un año antes, de acuerdo con un análisis de Datoz, una plataforma de disponibilidad e inteligencia inmobiliaria.

Con estos nuevos edificios se impulsó en 3.03% al inventario nacional registrado, que al cierre de 2019 alcanzó los 80.5 millones de m2 en los mercados inmobiliarios industriales más dinámicos del centro, bajío-occidente, noreste y norte del país.

Tan sólo Ciudad de México (CDMX), Tijuana y Monterrey, de acuerdo con Datoz, fueron los mercados que concentraron más inicios de construcción con 544 mil 513 m2, 388 mil 321 m2 y 378 mil 113 m2, respectivamente.

La plataforma de disponibilidad realizó una descripción de la tendencia de construcción registrada el año pasado:

Centro

CDMX fue el único mercado de la región centro que tuvo inicios de construcción en 2019, al edificar 22 naves por 544 mil 513 m2 de ANR, de las cuales 88.98% fueron edificios especulativos.

Toluca y Cuautitlán fueron los corredores más dinámicos en construcción. Con estas construcciones, el inventario de CDMX alcanzó 12.8 millones m2, mientras que la región cerró el año con 16.6 millones m2.

Asimismo, los nuevos edificios especulativos impulsaron la tasa de disponibilidad de CDMX, por lo que al cierre del año se ubicó en 7.13%, mientras que la de la región fue de 5.98 por ciento.

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En 2019, el centro acumuló una absorción bruta de 699 mil 436 m2, de los cuales CDMX sumó 654 mil 691 m2. Empresas de almacén y logística, alimentos y bebidas y automotrices detonaron la demanda.

Bajío-occidente

El bajío-occidente fue la región con mayor construcción durante 2019, los cinco mercados que la integran (Aguascalientes, Guanajuato, Guadalajara, Querétaro y San Luis Potosí) sumaron 668 mil 952 m2 de ANR, de los cuales 82.64% fueron edificios especulativos; y su inventario alcanzó 21.5 millones m2.

Querétaro fue el mercado más dinámico con 17 nuevas propiedades por 266 mil 518 m2, y alcanzó un inventario de 5.8 millones m2. Al cierre del año, tasa de disponibilidad de la región fue de 6.37%, mientras que la de Querétaro fue de 7.31 por ciento.

En 2019 el bajío-occidente acumuló una absorción bruta de 693 mil 277 m2, impulsado por Guadalajara y Querétaro, que juntos concentraron 412 mil 010 m2. Empresas de los sectores aeroespacial, automotriz, almacén y logística, textil y electrónica fueron las más demandantes.

Noreste

En el noreste, Matamoros, Monterrey y Saltillo tuvieron inicios de construcción por 500 mil 325 m2, de los cuales el 56.28% fueron edificios especulativos. Su inventario alcanzó los 23.1 millones m2.

Monterrey fue el mercado con más construcciones, con 35 edificios que sumaron 378 mil 113 m2, por lo que su inventario cerró el año con 11.4 millones m2. Al cierre de 2019, la tasa de disponibilidad de la región se ubicó en 7.22%, mientras que la de Monterrey fue de 8.69 por ciento.

En el año, el noreste acumuló una absorción bruta de 943 mil 851 m2, de los cuales Monterrey sumó 633 mil 998 m2.

Empresas de los sectores almacén y logística, automotriz, médica, empaques y autopartes fueron las principales demandantes de espacio.

Noroeste

En esta región, Chihuahua, Ciudad Juárez, Mexicali, Nogales y Tijuana registraron construcciones por 612 mil 993 m2, 99.77% del espacio fue especulativo.

La región alcanzó un inventario de 19.3 millones m2. Tijuana fue el mercado más dinámico en cuanto a construcciones con 26 edificios que sumaron 338 mil 321 m2, por lo que su inventario llegó a 6.6 millones m2.

El noroeste cerró el año con una tasa de disponibilidad de 5.96%, mientras que la de Tijuana fue de 5.77%. Asimismo, esta fue la que acumuló más absorción bruta en 2019, al llegar a 946 mil 641 m2, de los cuales Tijuana y Ciudad Juárez añadieron en conjunto 711 mil 850 m2.

Ahí mismo, empresas de los sectores médicos, bienes y servicios, farmacéutica y energías renovables impulsaron la demanda.

Es innegable que, pese a todos los avances registrados en los últimos tiempos por parte del sector de la construcción en México, éste está pasando por un momento difícil: la excesiva inversión de capital extranjero, fomentada por las leyes regulatorias gubernamentales, la falta de transparencia e informalidad características de este sector hasta hace pocos años, o la privatización de la industria son problemas ampliamente conocidos por cualquier constructor mexicano. Y el licenciado Gustavo Arballo no es ajeno a esta problemática, tal y como muestra en su imprescindible conferencia “Visión 20-20 de la arquitectura de la construcción”, donde con su estilo claro y directo característico presenta las fallas que se han cometido en el pasado, para poder superarlas en un futuro próximo.

Gustavo Arballo Luján, originario de Sonora y licenciado en Contaduría Pública por la Universidad de Guadalajara, es el propietario y director general de una de las mayores empresas de construcción que existen en México, el gigante Maquiobras SA de CV; además, ha sido presidente de la delegación Jalisco en el periodo 2008 – 2010, y actualmente desempeña sus labores como presidente nacional de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción. Gracias a su trayectoria profesional, así como a su experiencia de más de 35 años en el sector de la construcción, es una de las voces preeminentes de la arquitectura en nuestro país.

El sector de la arquitectura es actualmente un valor en alza para la sociedad mexicana: se trata de la cuarta actividad económica que más valor agregado tiene en el PIB, por lo que aproximadamente constituye el 8% de los números globales de producción en México. Además, es la segunda industria con mayor capacidad conservadora y generadora de empleo, con 6,000,000 de puestos de trabajo generados de manera directa y 3,000,000 más de manera indirecta. Sin embargo, como anteriormente se mencionaba, y a pesar de todos los logros conseguidos en los últimos tiempos, desde 2015 el sector de la construcción mexicano ha experimentado un estancamiento. Tomando datos duros, tras 14 meses consecutivos de recesión, se pronosticaba un 5% de crecimiento mínimo para esta industria mientras que, a fines de 2015, el crecimiento experimentado fue de apenas un 2.5%; es a todas luces un dato exiguo, que además está pronosticado se repita a finales de 2016. El licenciado Arballo explica los motivos de este decrecimiento, a la vez que propone algunas soluciones a corto plazo que puedan mejorar las cifras en 2017.

El primer punto caliente expuesto es el crecimiento desmesurado que el sector privado ha experimentado en los últimos años: en tiempos recientes, el 75% del capital se acumula en manos de inversionistas privados, mientras que al sector público le corresponde un 25%. Esta situación no sería negativa por sí misma, si no fuera porque las compañías de construcción extranjeras cuentan con una serie de beneficios que a todas luces son superiores a los de las compañías nacionales, gracias al Plan Nacional de Infraestructuras, que de nacional, o nacionalista, tiene poco, ya que desgasta las empresas propias de México, mientras que impulsa las extranjeras; estas ayudas hicieron entrar en tal crisis al sector mexicano, que se debieron invertir, en 3 años, 50,000,000,000 pesos, procedentes del Mercado de Valores, con el fin de cubrir los recortes y trabas generados por estas leyes malinchistas de gobierno. Cierto es que la expansión de las empresas trasnacionales lleva aparejado un florecimiento del turismo; sin embargo, exponencialmente, el crecimiento en el PIB es mucho menor de lo que sería si se apoyara la industria nacional. Y es que en México queda muchísimo por construir; es una nación joven y de grandes recursos, donde puede y debe haber las mismas oportunidades para propios y ajenos.

De igual forma, tampoco ha ayudado mucho al incremento de este sector el precio del barril de petróleo que, como sabemos, es uno de los principales medidores de la salud económica mundial; 2015 auguraba una bajada en los precios del barril de petróleo, pero ante el recrudecimiento de la situación política en Oriente Medio, los costos se dispararon, produciendo incluso un crecimiento negativo en el sector de la construcción mexicano entre noviembre y diciembre de ese año, lo que agudizó las diferencias en el poder adquisitivo del inversor extranjero frente al nacional.

Para frenar esta desigualdad, que desprotege a los constructores mexicano, Arballo propone una serie de cambios que nos atañen a todos, empezando por la creación de una serie de organismos intermedios entre el Gobierno y los constructores, a fin de que éstos puedan mediar por los intereses de ambos; estos organismos, aparte de la propia Cámara de la Construcción, serían las cámaras, organizaciones y confederaciones, que se convertirían en órganos de consulta para la mejor búsqueda de soluciones. Sin embargo, no todo el problema es del Gobierno, o de la inversión extranjera: para saber en qué estamos fallando, primero que nada debemos observarnos a nosotros mismos, tanto como trabajadores como empresarios. El licenciado señala como principales problemas de la industria mexicana tanto la falta de transparencia, la cual llevó a la creación del Observatorio Mexicano de la Industria de la Construcción (2015), con el fin principal de verificar de cerca los procesos de licitación, así como la falta de regulación e informalidad en el trabajo, el segundo elemento negativo que contribuyó a la necesidad de crear dicho Observatorio.

Pese al panorama descrito con anterioridad, aparentemente poco halagüeño, comienzan a surgir brotes verdes para el sector de la construcción, siendo uno de los más importantes la creación del proyecto “Escuelas al 100”, basado en la reforma educativa: el Gobierno ha planificado la construcción y remodelado de unas 30,000 escuelas a lo largo de todo el territorio nacional; y, pese a que se trata de obras menores, sólo este proyecto puede proporcionar empleo al 50% de las empresas mexicanas dedicadas al mundo de la construcción; se espera además que este proyecto produzca 50,000,000,000 pesos, lo que además no generaría ningún tipo de deuda pública, ya que el acuerdo se hizo en base a una fuente de repago asimilado.

Otra seña de recuperación de nuestra industria, es el giro que se está produciendo hacia dos sectores en alza: el automotriz y las telecomunicaciones, especialmente las compañías de telefonía móvil. Estas alianzas son claves para nuestro negocio, y de su hermanamiento dependerá en gran medida nuestro futuro en meses posteriores. De la misma manera, y buscando el desarrollo tecnológico de nuestra industria, así como su profesionalización para ultimadamente combatir la informalidad antes mencionada, se creó el Instituto tecnológico de la Construcción, hecho para generar profesionales especializados en el sector de la construcción con licenciaturas tales como Ingeniería de la Construcción, Ingeniería Topográfica o la maestría en Administración de la Construcción. Este Instituto, altamente comprometido con las nuevas tecnologías, creó también la tecnología BIM, destinada a sincronizar el trabajo de todos los participantes afiliados a un determinado proyecto de construcción, llegando incluso a crear un diplomado en torno a ello.

Respecto a la complicada cuestión de la transparencia, se han adoptado y normado una serie de protocolos, los cuales fueron en un principio pactados con la SAGARPA y, actualmente, ratificados mediante acuerdo con la Secretaría del Trabajo; de la misma manera, el Observatorio ha seguido avanzando y actualmente trabaja en una plataforma virtual destinada a darle seguimiento a los principales proyectos de construcción que se vayan desarrollando en nuestro país.

Finalmente, aunque no menos importante, la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción ha desarrollado dos proyectos que pronostican un crecimiento del sector: los Gibra – E, que son títulos o valores emitidos por fidecomisos que se dedican a la construcción de activos e infraestructura, dedicados a unos mercados específicos y derivados posteriormente a mercados secundarios, que también se beneficiarán en su medida; y los CEPIS (Certificados de Proyectos de Inversión), diseñados en el 2015 y dedicados exclusivamente a las infraestructuras, sólo con los cuales se podría atraer a la economía mexicana entre 100,000,000,000 y 200,000,000,000 pesos anuales.

En definitiva, el profesor Arballo, con su dialéctica ágil y profusamente documentada, nos da una visión global de la difícil situación que está pasando el sector de la construcción en México, así como las herramientas a utilizar para convertir estos brotes verdes que ya comenzaron a surgir en 2015, en un bosque de oportunidades para el sector de la construcción mexicana.

En 2019 cayó un 9 por ciento el valor de la construcción en San Luis Potosí y se espera que para 2020 apenas haya un crecimiento del 1.5 por ciento, es decir, que este sector se recuperará parcialmente, pero se mantendrá por debajo de las cifras que presentó antes de 2019, reconoció Manuel Antonio Castanedo de Alba, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC).

OBRA PÚBLICA

El empresario dijo que este año se avecinan obras públicas en materia de movilidad, derivadas del convenio que signaron Gobierno del Estado y el ayuntamiento de San Luis Potosí, como es la ampliación del Puente Pemex. También se efectuarán obras sobre el Periférico, como es el puente vehicular y un brazo para conectar Río Españita con Salvador Nava.

Entre las 12 obras de movilidad también está la construcción de un paso superior vehicular en calle 71 y un brazo de incorporación en Carretera 57 con calle Tláloc, además de un incremento de la capacidad de la planta potabilizadora Los Filtros; mientras que en el Eje 140 se llevarán a cabo trabajos de mejoramiento del lado sur, desde avenida CFE hasta las vías del ferrocarril. Los proyectos iniciarán a partir de marzo.

Antonio Castanedo previó que también se reactivará la edificación y mantenimiento de escuelas, a través del Instituto Estatal de Infraestructura Física Educativa a partir del mes de marzo.

OBRA PRIVADA

En el ámbito privado, seguirá con el desarrollo de vivienda y aún se desconoce el monto de inversión que generará el sector industrial, sin embargo, a principios de febrero existe el compromiso de autoridades en materia económica de darlo a conocer. Dijo que estas obras generarán que 2020 sea un mejor año que 2019, pero aún así no serán -suficientes-.

 

Frente al reto que supone la reducción de 60% del presupuesto federal para obra pública en Jalisco, la industria de la construcción impulsará la gestión de recursos y el desarrollo de políticas públicas que generen condiciones para fomentar la inversión privada en el sector.

El recién electo presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) en la entidad, Carlos del Río Madrigal, dijo a El Economista que, contrario a lo que ocurre a escala nacional, en Jalisco este 2020 el sector prevé, al menos, mantener el crecimiento que tuvo en el 2019, y conservar 150,000 empleos que esa industria registró ante el Instituto Mexicano del Seguro Social.

“Tenemos hoy desarrollos verticales, desarrollos comerciales que vienen caminando ya desde hace algunos años y que generan de manera inercial la inversión y la generación de empleos. La preocupación es que estos proyectos lleguen a su terminación. Necesitamos que se generen nuevos proyectos de inversión en el sector privado para que no tengamos una caída importante”, comentó el presidente de CMIC.

Del Río Madrigal destacó que los proyectos de infraestructura regional de largo plazo que contempla la Alianza Centro-Bajío-Occidente fomentarán el crecimiento económico de los estados que la conforman (Aguascalientes, Guanajuato, Jalisco, Querétaro y San Luis Potosí).

“Porque tenemos temas estratégicos que no se pueden ver como un estado aislado. Hay temas estratégicos en vías de comunicación, en cuestiones de redes que generen productividad para todos los estados desde la costa del Pacífico hacia el norte del país”, indicó el dirigente de la cúpula constructora.

“Podemos generar un plan regional muy bien estructurado que nos deje la infraestructura que necesitamos seguir construyendo en los próximos 20 años con un orden y una lógica que generen desarrollo y beneficio para los habitantes de toda esta región”, dijo.

El industrial añadió que otra estrategia que impulsará la CMIC en la entidad será la promoción de reformas legales que garanticen que los proyectos de infraestructura para el estado se generen con base en una planeación estratégica de largo plazo y priorizando las necesidades de la población.

Otro de los retos que el sector enfrentará este año, refirió Carlos del Río, será la protección de las micro y pequeñas empresas constructoras, toda vez que, si hay una caída importante de la inversión, serían las primeras en resentirla.

Creo que es bien importante que tengamos esquemas de inversión en infraestructura para que estas empresas puedan seguir trabajando y progresando”, puntualizó.